domingo, 25 de noviembre de 2012

Las Falacias

`` Como falsos billetes que aparentan lo que no son, los hipócritas fingen cualidades que no tienen´´

Las falacias son como los hipócritas o los billetes falsos.
¿Por qué?
Porque a primera vista parecen aceptables, pero si los observamos detenidamente, caeremos en la cuenta de que no son lo que parecen.

Las falacias ocultan sus intenciones manipuladoras bajo el ropaje de un argumento aparentemente correcto.

Dentro de la lógica  un razonamiento falaz es un silogismo refiriéndose a la argumentación de la naturaleza mentirosa. Su uso, no implica que la conclusión la que se llega sea falsa. Lo que lo hace falaz es la incorrección del razonamiento en sí. Todo razonamiento falaz es inválido, es decir que sus premisas no garantizan la verdad de su conclusión  pero en ocasiones pueden ser muy sutiles y persuasivas, y puede hacer falta mucha atención para detectarlas.

El lenguaje como instrumento de manipulación.


El lenguaje está confeccionado a la medida de nuestras necesidades, y ofrece múltiples posibilidades a sus usuarios. A veces es el material para crear maravillosas obras de arte como novelas o poesías, que nos producen un enorme goce estético; otras para construir argumentos sólidos y sustentar convincentemente una verdad.Además de estos nobles propósitos, el lenguaje puede convertirse en una fantástica herramienta de manipulación.

Uno de los recursos manipulatorios más frecuentes usados en la vida diaria, y sobre todo en los medios masivos de comunicación, es la falacia. Esta es una argumentación incorrecta que parece no serlo, y que puede ser psicológicamente eficaz para persuadir indebidamente a alguien.

Conocer las falacias, saber cómo se utilizan y en que contextos aparecen, nos permitirá estar prevenidos contra los intentos de quienes pretenden manejar nuestros pensamientos.

La argumentación persuasiva


La argumentación persuasiva es predominante en la vida cotidiana. Hay una mayor preocupación por el resultado práctico, es decir, por predisponer a alguien a realizar determinada acción; está más comprometida con lo creíble o verosímil que con la verdad. Por lo tanto no es un discurso predominantemente informativo, sino preferentemente directivo, donde se apela también a lo emotivo. Por todo esto, se diferencia de la argumentación convincente, en la que prepondera lo informativo, y está más preocupada por la coherencia interna y por la verdad de sus afirmaciones.

Tanto una como otra pretenden provocar la adhesión del receptor, pero mientras la argumentación convincente está mas interesada por el carácter racional de esa adhesión, la argumentación persuasiva hace hincapié en la eficacia para cumplir los objetivos que persigue.

Las argumentaciones persuasivas no son necesariamente falaces, ya que se puede perseguir un resultado práctico y a la vez cuidar la coherencia interna del argumento. Sin embargo, la persuasión es muy proclive al uso de las falacias, tal como lo veremos en el siguiente relato.


Falacias formales y no formales

Los razonamientos son validos o inválidos según respeten o no las reglas:

● Formales: las falacias formales son los razonamientos formalmente incorrectos, la lógica informal, por su parte, tiene un amplio campo de aplicaciones en el análisis de la argumentación persuasiva. Esta rama de la lógica no hace abstracción del contenido material, que procede en su análisis tomando en cuenta distintos aspectos relacionados con la pragmática

●No formales: estas falacias no tienen que ver con la estructura, sino con la conección pertinente o no entre premisas y conclusiones. Se dividen en falacias de ambigüedad y de atingencia



Falacias de atingencia
Cuando la conclusión de un razonamiento no corresponde a las premisas, decimos que no hay atingencia lógica.

Se clasifican en:
Argumento contra el hombre (ofensivo)
Argumento contra el hombre (circunstancial)
Apelación al pueblo.
Apelación a la ignorancia.
Apelación a la autoridad.
Causa falsa.
Llamado a la piedad.


Apelación a la fuerza.


Esta falacia nos remite a aquellos argumentos donde alguien invoca su poder y lo utiliza como fundamento para forzar a aceptar determinada conclusión. 





Pongamos como ejemplo a Mafalda, el simpático personaje del caricaturista argentino Quino. Al preguntarle a su madre por qué tenía que obedecer una orden, ésta le respondió con el ad baculum favorito de los padres: "¡Porque te lo ordeno yo, que soy tu MADRE!"; a lo que Mafalda replicó, desarticulando la falacia: "¡Si es cuestión de títulos, yo soy tu HIJA! ¡Y nos graduamos el mismo día! ¿O NO?". 



Otro ejemplo, podría ser el siguiente:


Falacias de ambigüedad

Las falacias de ambigüedad se originan en las impresiciones del lenguaje. 
La utilización sutil de frases o palabras que dan lugar a distintas interpretaciones puede llevarnos a conclusiones erróneas, y por lo tanto hacer falaz el argumento.

Se dividen en:
Equívoco.
Anfibología.
Énfasis.
Falacias de composición.
Falacias de división.


¿Como evitar las falacias?

Para las falacias de atingencia es útil el conocimiento de los múltiples usos del lenguaje.

Para detectar las falacias de ambigüedad es necesario tener presente la multiplicidad de sentidos de los términos de un lenguaje.
Aprender a construir las falacias nos facilitara no solo a detectarlas sino también a destruirlas.